Videojuegos: ¿Una expresión artística desestimada?

A diferencia de otras industrias, los videojuegos en el decir popular suelen ser vistos como un medio de entretenimiento infantil y cuya manufactura parece no requerir ningún esfuerzo, como si no requiriesen ningún trabajo detrás.

Esa ideología está bastante afín con los juegos en celular cuya complejidad suele estar reducida para que sea más accesible a un público que no tiene aproximación con los videojuegos, misma asociación que les hace publicidad.

Y es que al final de cuentas hay una justificación para esa creencia, debido a que pertenecen precisamente a la industria del entretenimiento, tal como ocurre con otros medios de representación artística como el séptimo arte.

Tiene que reconocerse que la idea popular de los videojuegos ha tenido más o menos el siguiente progreso:

1. Eran una innovación tecnológica en su inicio, era un privilegio de la clase alta que buscaba re puntuar en el exótico mundo que sería la computación.
2. El impacto de Atari con juegos clásicos que tuvo como principal público a los niños término siendo el pilar fundamental del público objetivo de los videojuegos.
3. Con la llegada de sistemas de hardware más complejos la idea se reforzó ya que no hacían otra cosa que seguir apuntando al público infantil o adolecente, después de todo los padres eran el objetivo de las ventas.
4. Los juegos más icónicos son los que fueron dirigidos a todas las edades después de que el éxito de Nintendo lograra superar el crash de la industria.
5. La complejidad de los controles así como de los temas, en un sistema cada vez más sofisticado se fue especializando al punto en que se alejó de la accesibilidad popular.
6. Dicha accesibilidad tan sólo ha sido recobrada gracias a los sistemas portátiles pero que debido a su limitación de hardware sólo suele tener un límite de complejidad, creando una especie de reinicio sobre la seriedad e impacto de los videojuegos a “vines casuales interactivos mientras estás en la fila del restaurante”.

Analizando la baja reputación de los videojuegos entre los artistas profesionales

Una de las razones por las cuales los artistas profesionales desestiman trabajar con los videojuegos es por ejemplo la forma en que todos los recursos de trabajo creativo se reducen al gameplay entre el jugador y su avatar, dejando en muchos casos el trabajo de los mismos rezagado en un segundo plano a manera de ambientación.

Por ejemplo, al crear una pintura el apreciador de arte se dedica a observar los detalles de la misma, que es en sí el resultado del trabajo artístico pero si el mismo trabajo fuese desarrollado para un videojuego puede ser completamente ignorado por el jugador, es esa posibilidad la que deja en des-estimación el profesionalismo que se le da a los factores artísticos.

Aunque en términos generales la afirmación anterior es lógica, en la aplicación práctica aquellas memorias que surgen en el jugador creando momentos agradables icónicos son gracias a ese arte, actualmente se está reconociendo más el trabajo que hay detrás de dichos recursos artísticos.

Una consideración extra

Existió y se ha mantenido vagamente una especie de barrera o filtro sobre los videojuegos, que consiste en no cometer errores, ya que aquellos que los cometen caen víctima de burla de los que son expertos en dicho videojuego.

Esta idea de ser juzgado por no saber suele, si es que todavía sigue pasando, ser una razón para que alguien ajeno o que muestre curiosidad se mantenga alejado de intentar entrar en interacción con dicho videojuego.

La idea original de esto viene de los tiempos de las Arcade en donde se trataba de obtener la mayor cantidad de puntos posibles en la máquina. El factor de competencia seguramente resulto algo intimidante en su momento y ha perdurado en cierta forma. En los tiempos actuales las comunidades de jugadores en videojuegos específicos, sobre todo si hay un factor competitivo, suelen crear un cierto tipo de manera obligada de jugar, e incluso pueden volverse tóxicas como ocurre con varios juegos tipo Moba.